Todos queremos lo mejor para nuestros hijos. Si nuestro hijo se rompe el brazo, vamos directamente al hospital, pero si el mismo niño expresa ansiedad o parece deprimido, muchos padres no están seguros de qué hacer.
Al igual que los adultos, los niños atraviesan períodos difíciles en los que necesitan ayuda, orientación o simplemente alguien que los escuche.
Los niños enfrentan el estrés escolar, el acoso, el drama de los amigos, el dolor y muchas transiciones a lo largo de la niñez. A veces, los niños se sienten avergonzados o asustados de decirle a mamá o papá que algo anda mal, y otras veces los padres no están seguros de si un problema es pasajero o algo más serio. Hay mucha ayuda para los niños de todas las edades y ningún padre debe sentirse solo cuando se trata de la salud mental de sus hijos.
Aquí hay algunas señales de que su hijo debería hablar con un terapeuta.
Cambia los hábitos alimenticios o de sueño
Si los hábitos alimenticios o de sueño de su hijo han cambiado drásticamente, no lo ignore. Dormir demasiado o nada en absoluto es una señal de alerta y los nuevos hábitos alimenticios pueden ser un signo de un trastorno alimentario.
Comportamientos destructivos
Si su hijo tiene comportamientos destructivos repetidos, es importante que hable con un terapeuta. Los comportamientos autodestructivos incluyen cortarse, clavarse las uñas en la piel para tratar de causar dolor u otros actos de automutilación. Otros comportamientos destructivos incluyen el consumo de alcohol o drogas.
Estos comportamientos son una máscara que adormece la ira, el dolor o el resentimiento más profundos. La ayuda de un terapeuta puede marcar una gran diferencia en estas situaciones.
Sentimientos extremos de tristeza o preocupación
Si un niño parece inusualmente ansioso, triste o irritable durante un período prolongado y se interpone en su capacidad para hacer las cosas que normalmente hace, es una buena idea buscar ayuda. Preste atención si su hijo llora mucho o se preocupa demasiado.
Comportamiento perturbador
Si el comportamiento de su hijo perturba a su familia o los mete en problemas en la escuela, es posible que esté sucediendo algo más. Muchos niños expresan sus emociones a través de comportamientos negativos, como comportarse mal, responder a los maestros o pelear con amigos, así que antes de lanzarse a castigar, piense si hablar con alguien puede ser una mejor solución.
Aislamiento social
El retraimiento social o el aislamiento de sus compañeros es una señal de que algo puede estar mal. Los niños pueden rechazar invitaciones o eliminar cuentas de redes sociales. Esto es especialmente preocupante si este comportamiento es un gran cambio de su personalidad habitual.
Regresión
Es común que los niños retrocedan después de cambios importantes en la vida, como el nacimiento de un nuevo hermano, una mudanza o el divorcio de uno de los padres. Sin embargo, regresiones como mojar la cama, miedo excesivo, rabietas y apego no relacionado con un cambio pueden ser una señal de un problema.
Aumento de las quejas físicas
A veces, los problemas de salud mental en los niños toman la forma de síntomas físicos, como dolores de cabeza y de estómago. Una vez que haya descartado cualquier problema médico real con un médico, su siguiente paso puede ser un terapeuta.
Algunas experiencias de la vida son intrínsecamente difíciles, estresantes o emocionales, y sería beneficioso para su hijo si tuvieran una salida profesional con la que hablar que no sea mamá o papá.
Hablar de la muerte con frecuencia
Es normal que los niños exploren el concepto de muerte y hablen de él de una manera curiosa, pero hablar repetidamente sobre la muerte y morir es una señal de alerta. Escuche las declaraciones sobre el suicidio o los pensamientos sobre matar a otras personas. Cualquier conversación sobre el suicidio o el asesinato de otra persona requiere ayuda inmediata.
Si su adolescente tiene pensamientos suicidas, comuníquese con la Línea Nacional de Prevención del Suicidio al 1-800-273-8255 para recibir apoyo y asistencia de un consejero capacitado. Si usted o un ser querido está en peligro inmediato, llame al 911.
Situaciones estresantes
Es posible que su hijo no tenga las herramientas adecuadas para hacer frente a algunos cambios en la vida o situaciones estresantes. Los adultos van a terapia por muchas de estas razones exactas, por lo que tiene sentido que un niño esté triste, confundido o frustrado y no pueda conocer las habilidades adecuadas para afrontar situaciones y simplemente necesite alguien con quien hablar que no sea su padre:
- Disputas de custodia
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Romper con una pareja romántica o un amigo cercano
- Lidiando con una muerte en la familia o un amigo cercano
- Tener dificultades con un nuevo hermano
- Manejo de una enfermedad grave, aguda o crónica
- Mudarse de casa o cambiar de escuela
- Padre divorciarse
- Abuso sexual, físico o emocional u otros eventos traumáticos
Es normal preocuparse si su hijo adolescente se comporta de manera extraña. Pero también es importante ser proactivo y brindarle a su hijo las herramientas para procesar sus sentimientos. La guía de un consejero o terapeuta profesional que se especialice en problemas que afectan a niños y adolescentes puede ser increíblemente útil para los niños que atraviesan un momento difícil. La terapia ofrece un espacio seguro para compartir sentimientos y una guía para ayudarlos a superar los desafíos.