La inflamación es una respuesta fisiológica normal que hace que el tejido lesionado sane. Un proceso inflamatorio comienza cuando el tejido dañado libera sustancias químicas. En respuesta, los glóbulos blancos producen sustancias que hacen que las células se dividan y crezcan para reconstruir el tejido y ayudar a reparar la lesión. Una vez que la herida cicatriza, el proceso inflamatorio termina.
En la inflamación crónica, el proceso inflamatorio puede comenzar incluso si no hay lesión y no termina cuando debería. No siempre se sabe por qué continúa la inflamación. La inflamación crónica puede ser causada por infecciones que no desaparecen, reacciones inmunes anormales a los tejidos normales o afecciones como la obesidad. Con el tiempo, la inflamación crónica puede dañar el ADN y provocar cáncer. Por ejemplo, las personas con enfermedades intestinales inflamatorias crónicas, como la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn, tienen un mayor riesgo de cáncer de colon.

Muchos estudios han investigado si los medicamentos antiinflamatorios, como la aspirina o los medicamentos antiinflamatorios no esteroides, reducen el riesgo de cáncer. Sin embargo, aún no se dispone de una respuesta clara.
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