Una vacuna de virus vivo contiene un virus vivo debilitado (atenuado) que ayuda a su cuerpo a desarrollar una respuesta inmune sin que usted desarrolle síntomas de la enfermedad que se pretende prevenir.
El virus debilitado “enseña” a su sistema inmunológico a reconocer el patógeno causante de la enfermedad y a lanzar un ataque específico de patógeno. Muchas vacunas de este tipo permiten una inmunidad de por vida con solo una o dos dosis.
En qué se diferencian las vacunas vivas
Las vacunas vivas atenuadas se encuentran entre las intervenciones preventivas más exitosas en la historia médica. Debido a los programas mundiales de vacunación, la viruela fue declarada erradicada en 1980, mientras que la poliomielitis y el sarampión han sido declarados eliminados en algunas partes del mundo.
Las vacunas de virus vivos son solo un tipo de vacuna. Hay otros tipos que no involucran virus o bacterias vivos. Éstos incluyen:
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Vacunas inactivadas: también denominadas vacunas “muertas” o “de células enteras inactivadas”, se trata de un virus o una bacteria muertos que el sistema inmunológico todavía considera dañinos, lo que desencadena una respuesta inmunitaria específica de patógenos. La vacuna anual contra la gripe es un ejemplo de esto, al igual que las vacunas contra la rabia y la hepatitis A.
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Vacunas de toxoides: estas vacunas no producen inmunidad a la infección real. Más bien, contienen una toxina químicamente alterada producida por la bacteria o el virus al que responde el sistema inmunológico, previniendo los efectos dañinos de la infección. La vacuna contra el tétanos es un ejemplo de este tipo.
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Vacunas de subunidades: estas vacunas involucran una proteína o parte de un virus o bacteria que desencadena una respuesta inmune específica de patógenos. La hepatitis B, el virus del papiloma humano (VPH) y la tos ferina (tos ferina) se encuentran entre las enfermedades prevenidas por este tipo de vacunas.
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Vacunas conjugadas: este tipo de vacuna se dirige a las bacterias que tienen una capa externa compuesta por moléculas de azúcar (polisacáridos). Este recubrimiento está diseñado para disfrazar las bacterias y prevenir una respuesta inmunológica. Estas vacunas son efectivas en niños pequeños que tienen un sistema inmunológico inmaduro. La vacuna contra Haemophilus influenzae tipo B (Hib) es un ejemplo de ello.
Tipos de vacunas virales vivas
Las vacunas virales vivas atenuadas generalmente se administran mediante inyección, aunque algunas están disponibles en forma de aerosol nasal o por vía oral. Éstos incluyen:
- Vacunas contra la varicela
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FluMist (aerosol nasal intranasal contra la gripe)
- Vacunas contra el sarampión, las paperas y la rubéola (MMR)
- Vacuna contra la encefalitis japonesa
- Vacuna oral contra la polio (ya no se usa en los Estados Unidos)
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Vacunas contra rotavirus
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Vacuna contra la viruela (descontinuada en todo el mundo debido a la erradicación de la viruela)
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Vacuna contra la fiebre amarilla
También existen vacunas vivas atenuadas que se utilizan para prevenir infecciones bacterianas como el cólera, la fiebre tifoidea y la tuberculosis.
Ventajas
Hay beneficios que brindan las vacunas vivas atenuadas que otras vacunas pueden no proporcionar.
En general, las vacunas vivas son más duraderas, lo que significa que el cuerpo retendrá su “memoria” inmune de un patógeno por más tiempo que con las vacunas muertas o subunitarias. Debido a esto, las vacunas de refuerzo no son necesarias con tanta frecuencia o en absoluto con ciertas vacunas vivas. La vacuna viva atenuada contra la hepatitis A, por ejemplo, puede ser protectora durante 20 años o más.
Además, la respuesta del sistema inmunológico a las vacunas vivas es típicamente equivalente a la de una infección natural sin los daños asociados. La mayoría de las vacunas vivas pueden brindarle protección de por vida.
La necesidad de múltiples inyecciones y de refuerzo es una de las razones por las que las tasas de inmunización suelen ser más bajas con las vacunas inactivadas en comparación con las vivas.
Los investigadores también utilizan cada vez más las vacunas de virus vivos como “vectores virales” para la terapia génica. Debido a que los virus debilitados todavía están “programados” para atacar células específicas, pueden adherirse e implantar una célula con ADN modificado para tratar potencialmente trastornos genéticos hereditarios.
Se necesitan más investigaciones sobre el uso de vacunas de esta manera.
Desventajas y consideraciones
Una desventaja de las vacunas vivas es que requieren refrigeración, lo que puede limitar la capacidad de usarlas en áreas con recursos limitados. Si estas vacunas no se mantienen a la temperatura correcta, pueden volverse inactivas y la inmunización puede no ser efectiva.
Además, algunas vacunas de virus vivos se presentan en forma de polvo y requieren reconstitución con un diluyente específico (líquido) antes de que puedan administrarse. El error del administrador también puede socavar la eficacia de la vacuna.
Aunque es pequeño, existe el riesgo de que el virus vivo debilitado termine causando la enfermedad que pretendía prevenir. Este es especialmente el caso de personas que están gravemente inmunodeprimidas. En ausencia de una respuesta inmune normal, el virus debilitado tiene el potencial de replicarse y, en casos raros, revertir a su estado virulento natural.
Como regla general, no se deben administrar vacunas vivas atenuadas a personas gravemente inmunodeprimidas, que incluyen:
- Personas que toman dosis altas de esteroides a diario
- Personas sometidas a quimioterapia
- Receptores de trasplantes de órganos
- Personas con infección por VIH avanzada
- Las que estan embarazadas
Aun así, hay ocasiones en las que los beneficios de la vacunación en estas personas superan los riesgos. En tales casos, es necesaria la consulta de expertos para determinar si es apropiado el uso de una vacuna viva atenuada.
Las vacunas son una de las verdaderas historias de éxito de la salud pública. El tétanos, la difteria, las paperas y la poliomielitis son ejemplos de enfermedades que alguna vez fueron comunes, pero que ahora rara vez se ven en los Estados Unidos. Incluso si no se logra la erradicación, las vacunas pueden reducir significativamente la incidencia y la gravedad de muchas infecciones temidas.
Dicho esto, el reciente movimiento anti-vacunación amenaza con revertir muchos de esos avances con enfermedades como el sarampión, declaradas eliminadas en los Estados Unidos en 2000, ahora resurgiendo en brotes regionales no solo en Estados Unidos sino en el extranjero.