¿Cuál es la definición de una comparación a la baja? Con esta descripción general del concepto, aprenda más sobre qué son las comparaciones descendentes, por qué los preadolescentes y adolescentes se involucran en ellas y por qué tales comparaciones no son saludables para hacer todo el tiempo.
Definición de comparaciones descendentes
Las comparaciones a la baja son un tipo de comparación social o una evaluación de cómo nos comparamos con nuestros compañeros. Cuando hacemos comparaciones a la baja, nos juzgamos a nosotros mismos con personas que son menos hábiles o afortunadas que nosotros. Por ejemplo, un adolescente que está luchando en el fútbol podría compararse con el peor jugador del equipo y pensar: “Bueno, al menos puedo bloquear mejor que él”.
Las comparaciones a la baja son lo opuesto a las comparaciones al alza en las que un adolescente se compara con la mejor persona del equipo y se critica a sí mismo por qué no está a la altura. Las comparaciones ascendentes pueden dañar la autoestima de un niño.
Por qué las comparaciones a la baja no siempre son buenas
Sería perjudicial si un niño sólo hiciera comparaciones descendentes y no ascendentes; en ese caso, el niño podría no esforzarse por ser mejor y podría desarrollar un sentido de sí mismo poco realista y exagerado. Al mismo tiempo, un exceso de comparaciones al alza también puede ser problemático, ya que las comparaciones a la baja sirven para proteger la autoestima.
Competir contra uno mismo
Los padres pueden animar a sus hijos a juzgar sus propios esfuerzos y circunstancias en relación con su yo pasado y no con respecto a los demás. Si el jugador de fútbol en el ejemplo mencionado anteriormente quiere más goles, por ejemplo, debe revisar cuántos goles ganó la temporada pasada y examinar qué técnicas puede usar para mejorar. Esto es mejor que compararse a sí mismo con un estudiante con diferentes habilidades atléticas, estatura física y otras capacidades.
Dicho esto, las comparaciones sociales ocurren naturalmente y no necesitan ser negativas, especialmente si se logra un equilibrio entre las comparaciones ascendentes y descendentes.
Los padres pueden intentar limitar estas comparaciones sociales absteniéndose de hacerlo ellos mismos.
No compare a su hijo con su hermano mayor, señalando, por ejemplo, a qué edad el hermano mayor alcanzó un hito en el desarrollo.
La gente compara a los hermanos todo el tiempo, lo que genera celos y resentimiento entre ellos. No comparar hermanos y hermanas no solo es bueno para las relaciones entre hermanos, sino que también puede inspirar a los niños a competir contra ellos mismos, ante todo.
Por qué las comparaciones a la baja no son justas
Los padres pueden explicarles a los niños que las comparaciones descendentes no son precisas ni justas porque todos somos diferentes. Si su hijo es “mejor” que el peor jugador de fútbol de su equipo o si ha estado jugando durante más tiempo, es injusto que se compare con el jugador pobre.
Lo mismo ocurre con las comparaciones ascendentes. Quizás los padres del mejor jugador del equipo le han pagado para ir al campamento de fútbol cada año. Ésta es otra ventaja que hace que las comparaciones sean inexactas.
Explíquele a su hijo que debido a que todos no solo son diferentes, sino que también tienen ventajas genéticas y otras ventajas, las comparaciones no son lo mejor que se puede hacer. Hágale saber a su hijo que los mejores atletas del mundo compiten contra ellos mismos y los récords que han establecido.