Visión de conjunto
¿Qué es la mielofibrosis?
La mielofibrosis es un tipo raro de cáncer de la sangre en el que la médula ósea (el tejido blando y esponjoso dentro de la mayoría de los huesos) se reemplaza por tejido cicatricial fibroso. Se considera una forma de leucemia crónica. Cuando la mielofibrosis ocurre por sí sola, se denomina mielofibrosis primaria. Si ocurre como resultado de una enfermedad separada, se conoce como mielofibrosis secundaria (p. ej., tejido cicatricial en la médula ósea como complicación de una enfermedad autoinmune).
La médula ósea contiene células formadoras de sangre inmaduras que pueden convertirse en tres tipos de células sanguíneas especializadas: glóbulos rojos, glóbulos blancos o plaquetas. Cuando ocurre un cambio (mutación) en el ADN de una sola célula, la mutación se transmitirá a nuevas células cuando la célula defectuosa se divida.
A medida que pasa el tiempo, se producen más y más células anormales. También pueden adquirir mutaciones adicionales que hacen que las células cancerosas se vuelvan más agresivas con el tiempo. Eventualmente pueden reemplazar las células normales en la médula ósea. La médula ósea comienza a perder su capacidad de producir células sanguíneas normales. Las células formadoras de sangre anormales también pueden crecer fuera de la médula ósea en el hígado, los pulmones, los ganglios linfáticos y otros órganos.
¿Cuáles son las características de la mielofibrosis?
Una característica de la mielofibrosis es la sobreproducción de células gigantes llamadas megacariocitos. Los megacariocitos normalmente liberan pequeños fragmentos llamados plaquetas. Las plaquetas juegan un papel importante en la formación de coágulos de sangre en el sitio de una lesión.
Cuando ocurre mielofibrosis, la médula ósea produce demasiados megacariocitos, acompañados de la liberación de proteínas llamadas citoquinas. Las citoquinas son las mismas sustancias que te hacen sentir mal cuando tienes gripe. Las citoquinas en la mielofibrosis causan inflamación y acumulación de más tejido fibroso en la médula ósea.
La anemia puede ocurrir cuando hay una deficiencia en la producción de glóbulos rojos. La trombocitopenia puede ocurrir cuando hay una deficiencia en la producción de plaquetas. Los pacientes con recuentos bajos de plaquetas pueden ser más susceptibles al sangrado.
En alrededor del 12 % de todos los casos, la mielofibrosis primaria progresará hasta convertirse en leucemia mieloide aguda, una forma muy agresiva de cáncer de la sangre.
¿Qué tan común es la mielofibrosis?
La mielofibrosis es una afección rara, con alrededor de 1,5 casos informados por cada 100 000 personas cada año en los Estados Unidos. Ocurre tanto en hombres como en mujeres. Las personas de cualquier edad pueden tener mielofibrosis, aunque es más probable que se diagnostique en personas mayores de 50 años. Para los niños diagnosticados con mielofibrosis, el inicio suele ser antes de los 3 años.
Síntomas y Causas
¿Qué causa la mielofibrosis?
Aún no se ha determinado la causa subyacente de la mielofibrosis primaria. Aunque la mielofibrosis no se hereda, se asocia con cambios en el ADN de ciertos genes. Las proteínas llamadas quinasas asociadas a Janus (JAK) desempeñan un papel en la mielofibrosis. Las JAK regulan la producción de células sanguíneas en la médula ósea al indicarles a las células que se dividan y crezcan. Si las JAK se vuelven hiperactivas, se producirán demasiados o muy pocos glóbulos.
Alrededor del 50% de los pacientes tienen una mutación en el gen JAK2. Otro 5-10% de los pacientes tienen una mutación en el gen de la leucemia mieloproliferativa (MPL). Una mutación llamada calreticulina (CALR) representa aproximadamente el 35 % de los casos de mielofibrosis.
Los factores de riesgo para la mielofibrosis incluyen la exposición a la radiación ionizante oa los productos petroquímicos, como el benceno o el tolueno.
Cuando la mielofibrosis ocurre por sí sola, se denomina mielofibrosis primaria. A veces, la mielofibrosis puede desarrollarse en pacientes con otros cánceres de médula ósea, como la trombocitemia esencial (producción de un exceso de plaquetas) o la policitemia vera (producción de un exceso de glóbulos rojos). Esto se conoce como trombocitemia post-esencial o mielofibrosis post-policitemia vera.
¿Cuáles son los síntomas de la mielofibrosis?
Es posible que una persona con mielofibrosis no presente ningún síntoma durante muchos años. Alrededor de un tercio de los pacientes no muestran síntomas durante las primeras etapas del trastorno. Sin embargo, durante el curso de la enfermedad, pueden experimentar los siguientes síntomas o condiciones:
- Anemia: una deficiencia de glóbulos rojos a menudo acompañada de fatiga, debilidad y dificultad para respirar
- Piel pálida
- Bazo agrandado (esplenomegalia): esto puede provocar una sensación de plenitud o incomodidad en la sección superior izquierda del abdomen.
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Hipertensión portal: un aumento de la presión arterial en la vena que transporta la sangre desde el bazo hasta el hígado
- Venas dilatadas en el estómago y el esófago: estas venas pueden romperse y causar sangrado.
- Sudores nocturnos
- Coágulos de sangre inexplicables
- Infecciones frecuentes
- Fiebre
- Picor
- Sangrado anormal o hematomas
- hígado agrandado
- Dolor de huesos o articulaciones
- Pérdida de peso
- Hematopoyesis extramedular: crecimiento anormal de células productoras de sangre fuera de la médula ósea. Estas células pueden ingresar a otras partes del cuerpo, como los pulmones, el tracto gastrointestinal, la médula espinal, el cerebro o los ganglios linfáticos. Las células pueden formar masas (tumores) que comprimen los órganos o alteran su función.
Diagnóstico y Pruebas
¿Cómo se diagnostica la mielofibrosis?
Su médico realizará un examen físico y le preguntará acerca de su historial médico, incluidos los síntomas que esté experimentando. El médico buscará signos de agrandamiento del bazo o anemia.
Las pruebas de diagnóstico que se pueden realizar incluyen:
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Conteo sanguíneo completo (CBC): una cantidad elevada de glóbulos blancos y plaquetas y una cantidad de glóbulos rojos más baja de lo normal pueden sugerir mielofibrosis.
- Análisis de sangre: los niveles elevados de ácido úrico, bilirrubina y deshidrogenasa láctica pueden indicar la presencia de mielofibrosis.
Es posible que se necesiten pruebas adicionales para confirmar el diagnóstico, que incluyen
- Análisis de mutaciones genéticas: se pueden examinar las células sanguíneas para detectar ciertas mutaciones asociadas con la mielofibrosis.
- Biopsia de médula ósea: se puede extraer una muestra de médula ósea para examinarla con un microscopio.
- Pruebas de imagen: se puede realizar una prueba de ultrasonido para verificar si el bazo está agrandado.
Manejo y Tratamiento
¿Cómo se trata la mielofibrosis?
Hay varios métodos disponibles para tratar la mielofibrosis, según los síntomas del paciente y las circunstancias individuales. Algunas personas pueden no presentar síntomas durante años. Incluso si no requieren tratamiento inmediato, deben ser monitoreados por cualquier cambio que indique un empeoramiento de su condición.
Para la mayoría de los pacientes, el objetivo es controlar las afecciones asociadas con la mielofibrosis. Jakafi® (ruxolitinib) es el primer fármaco aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos para el tratamiento de la mielofibrosis de riesgo intermedio o alto. Es un inhibidor multiquinasa que funciona para suprimir la señalización hiperactiva de la quinasa asociada a Janus (JAK).
El medicamento se toma por vía oral. Ayuda a aliviar algunos de los síntomas asociados con la enfermedad, incluido el agrandamiento del bazo, sudores nocturnos, picazón, pérdida de peso y fiebre.
Los medicamentos utilizados para tratar la anemia incluyen:
- Glucocorticoides
- Andrógenos (hormonas masculinas sintéticas)
- Inmunomoduladores: el interferón se administra mediante inyecciones intramusculares o subcutáneas (debajo de la piel). La talidomida y la lenalidomida se toman por vía oral. La pomalidomida se está investigando en ensayos clínicos para el tratamiento de la anemia asociada con la mielofibrosis.
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Medicamentos de quimioterapia: la hidroxiurea se toma por vía oral y la cladribina se administra por vía intravenosa.
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Se pueden realizar transfusiones de sangre para aumentar la cantidad de glóbulos rojos en pacientes con anemia grave.
Los medicamentos utilizados para tratar el agrandamiento del bazo (esplenomegalia) incluyen
- Yakafi
- Hidroxiurea
- interferón
En casos graves, puede ser necesaria la extirpación del bazo (esplenectomía) o radioterapia. La radioterapia también se puede usar para tratar la hematopoyesis extramedular (crecimiento anormal de células productoras de sangre fuera de la médula ósea).
Prevención
¿Cómo se puede prevenir la mielofibrosis?
La mielofibrosis no se puede prevenir, pero el trasplante alogénico de células hematopoyéticas (HCT, por sus siglas en inglés) puede ser una posible cura. El procedimiento consiste en reemplazar el sistema inmunitario de un paciente con el de un donante adecuado. Este nuevo sistema inmunitario busca y mata las células cancerosas en la médula ósea del paciente con mielofibrosis y proporciona células sanas de la médula ósea productoras de sangre. Inmediatamente antes del trasplante, el paciente debe someterse a quimioterapia y/o radioterapia para suprimir su propio sistema inmunitario, de modo que las células del donante prevalezcan.
HCT conlleva un alto riesgo de complicaciones y solo es adecuado para ciertos pacientes. El riesgo de una complicación es mayor para las personas con otras afecciones médicas. Se deben tener en cuenta varios factores para los pacientes que pueden ser candidatos para el procedimiento, incluida su edad, la gravedad de sus síntomas, otros factores de riesgo y la probabilidad de éxito.