La enfermedad de Hashimoto es un trastorno tiroideo autoinmune. Eso significa que su sistema inmunológico confunde su glándula tiroides con un patógeno, algo que puede enfermarlo. Lanza un ataque e intenta destruir las células tiroideas. El daño de ese ataque dificulta que la glándula produzca suficientes hormonas tiroideas.
¿Qué son las hormonas tiroideas?
Su glándula tiroides produce dos hormonas: triyodotironina (T3) y tiroxina (T4). T3 es más activo en el cuerpo. Otros órganos, incluidos el hígado y los riñones, pueden usar T4 para crear T3 cuando sea necesario.
Esas hormonas controlan tu metabolismo. Afectan su peso, energía, hormonas sexuales y más. Los niveles bajos de hormona tiroidea pueden provocar ciclos menstruales irregulares, problemas para quedar embarazada, complicaciones durante el embarazo, un mayor riesgo de aborto espontáneo y un mayor riesgo de bajo peso al nacer.
Hashimoto y fertilidad
La enfermedad de Hashimoto puede hacer que sus períodos menstruales sean irregulares. Eso puede dificultarle quedar embarazada. Tomar la dosis correcta de hormonas tiroideas de reemplazo debería regular sus períodos y ayudarla a concebir.
Es más seguro esperar para quedar embarazada hasta que su enfermedad de la tiroides esté bien controlada. Por supuesto, no todos los embarazos están planificados. Si tiene Hashimoto sin tratamiento o sin tratamiento y se encuentra embarazada, comuníquese con su médico de inmediato. Es posible que necesite un obstetra que se especialice en embarazos de alto riesgo.
Otra complicación de la fertilidad con Hashimoto es un alto riesgo de síndrome de ovario poliquístico (SOP). En el SOP, un desequilibrio hormonal hace que deje de ovular, por lo que no puede quedar embarazada. Sin embargo, es tratable. Su obstetra-ginecólogo puede ayudarla a encontrar tratamientos que reanuden la ovulación.
Hashimoto y gestación
Los Hashimoto no tratados o subtratados pueden provocar problemas durante el embarazo, que pueden afectar tanto a usted como a su bebé. La enfermedad de Hashimoto aumenta su riesgo de:
- Preeclampsia
- Anemia
- Aborto espontáneo
- Desprendimiento de la placenta
Preeclampsia
La preeclampsia es una nueva aparición (o empeoramiento) de la presión arterial alta durante el embarazo, acompañada de una cantidad anormal de proteínas en la orina. Es más común que aparezca al final de su embarazo y puede dañar sus órganos y provocar complicaciones para el bebé, como:
- Problemas de crecimiento en el bebé.
- Nacimiento prematuro
- Nacimiento de un niño muerto
Los síntomas de la preeclampsia que puede observar incluyen:
- Hinchazón en la cara y las manos.
- Dolor de cabeza
- Visión borrosa
- Dolor abdominal superior derecho
Para las personas con alto riesgo, se puede recomendar aspirina en dosis bajas diarias para ayudar a prevenir la preeclampsia y sus complicaciones relacionadas. Este tratamiento debe iniciarse entre las 12 y las 28 semanas, pero preferiblemente antes de las 16 semanas.
Si desarrolla preeclampsia, lo más seguro para usted es dar a luz al bebé. Pero a menudo esa no es la opción más segura para el bebé. Gran parte del tratamiento depende de qué tan avanzado esté:
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Si tiene 37 semanas o más: Es probable que su bebé nazca de inmediato. Eso es especialmente cierto si la enfermedad es grave.
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Si tiene menos de 37 semanas de embarazo: su médico puede intentar retrasar la inducción del trabajo de parto, según la gravedad de la enfermedad y el tiempo de embarazo que se encuentre. Es posible que lo pongan en reposo en cama o lo ingresen en el hospital para que lo controlen.
Es posible que le administren corticosteroides para acelerar el desarrollo pulmonar de su bebé. Eso puede ayudar si el bebé debe nacer antes de tiempo. Su médico intentará evitarlo, pero si su salud está en grave peligro, es posible que deba dar a luz al bebé prematuramente.
Anemia
La anemia involucra niveles bajos de glóbulos rojos o hemoglobina (una proteína importante en la sangre). Puede:
- Deterioro de su sistema inmunológico
- Aumentar el riesgo de pérdida de sangre durante el trabajo de parto.
- Aumentar el riesgo de parto prematuro o bajo peso al nacer.
Por lo general, los síntomas de la anemia no aparecen hasta que el recuento de células es realmente bajo. Pueden incluir:
- Piel, labios o uñas pálidos
- Fatiga
- Mareo
- Dificultad para concentrarse
- Respiración dificultosa
- Latidos rápidos
El principal tratamiento para la anemia son los suplementos de hierro. Su médico también puede indicarle que siga una dieta rica en hierro. Para niveles muy bajos, el tratamiento puede incluir:
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Hierro intravenoso (IV)
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Transfusión de glóbulos rojos
Aborto espontáneo
Los médicos saben desde hace mucho tiempo que la enfermedad de Hashimoto está relacionada con el aborto espontáneo. Eso se debe en parte a un desequilibrio de la hormona tiroidea. Los niveles de testosterona y estradiol (un tipo de estrógeno) suelen ser bajos.
Recientemente, los investigadores han encontrado un vínculo entre el aborto espontáneo y la disfunción inmunológica. Durante mucho tiempo, los médicos no sabían por qué el cuerpo trataba a un feto de manera diferente a un órgano trasplantado porque ambos eran tejidos “extraños” en su cuerpo. Luego descubrieron que durante el embarazo, un sistema inmunológico sano desconecta la parte del sistema inmunológico que ataca a los cuerpos extraños.
En Hashimoto, los estudios sugirieron que el proceso no ocurre correctamente. Los investigadores sospechan que esto hace que su cuerpo rechace al bebé como extraño. Sin embargo, los expertos aún no comprenden completamente cómo funciona esto.
Los síntomas comunes de un aborto espontáneo incluyen:
- Sangrado vaginal que va de leve a abundante
- Dolor de espalda
- Dolor y calambres abdominales
No todo el sangrado en el primer trimestre indica un aborto espontáneo. Aún así, para estar seguro, consulte a su médico si sangra durante cualquier etapa del embarazo.
Algunas investigaciones muestran que el tratamiento adecuado de la tiroides antes del embarazo puede reducir el riesgo de aborto espontáneo. Pero no está claro si los niveles hormonales durante el embarazo tienen algún efecto. Se han sugerido varios tratamientos que afectan el sistema inmunológico. Hasta ahora, ninguno ha demostrado ser eficaz para reducir el riesgo de aborto espontáneo relacionado con Hashimoto. Estos tratamientos incluyen:
- Selenio
- Vitamina D3
- Inmunoglobulina intravenosa (IVIG)
Si comienza a tener signos de un posible aborto espontáneo, su médico puede sugerir:
- Ponerse en reposo en cama
- Evitar el sexo con penetración
- Usar ultrasonido para verificar si hay problemas visibles
- Realizar análisis de sangre para evaluar los niveles de hormonas del embarazo
Desprendimiento de la placenta
La placenta es el sustento de su bebé. Entrega nutrientes y oxígeno de su sangre a la del bebé. En un desprendimiento de placenta, la placenta se separa del útero antes del parto. Es más común en el tercer trimestre. Pero puede suceder en cualquier momento durante la segunda mitad de su embarazo.
El desprendimiento quita la sangre y el oxígeno del bebé. Eso puede provocar un parto prematuro. En casos raros, causa muerte fetal. También puede hacer que pierda mucha sangre. Un desprendimiento moderado o severo es una emergencia potencialmente mortal para usted y su bebé.
Los síntomas de un desprendimiento de placenta incluyen:
- Sangrado vaginal, que puede ser leve o abundante.
- Calambres y dolor o sensibilidad abdominal
- Contracciones dolorosas
- Más o menos movimiento del bebé.
Los médicos no pueden volver a colocar la placenta después de un desprendimiento. A veces, el problema se repara solo. Su tratamiento depende de la gravedad y de qué tan avanzado se encuentre:
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Desprendimiento leve: es probable que lo ingresen en el hospital por un período breve. Si usted y su bebé no están en peligro, es posible que solo necesiten unos días de reposo en cama y una estrecha vigilancia.
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Desprendimiento moderado: probablemente permanecerá en el hospital por el resto de su embarazo. Es posible que necesite una transfusión de sangre. Si su bebé está angustiado, es posible que el parto se induzca temprano.
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Desprendimiento severo (separación total): su bebé deberá nacer de inmediato. La muerte fetal es rara pero posible. Es más probable una transfusión de sangre.
Los estudios han demostrado que el tratamiento con levotiroxina tiene poco o ningún efecto sobre el riesgo de desprendimiento de placenta. La levotiroxina es un medicamento que se usa para tratar el hipotiroidismo.
Siempre llame a su médico o busque ayuda médica de emergencia para el sangrado vaginal, el dolor abdominal y las contracciones dolorosas durante el embarazo.
Hashimoto y posparto
Su trastorno de la tiroides puede afectarla después del nacimiento de su bebé. Ese período se llama posparto.
Hemorragia post parto
La enfermedad de Hashimoto la pone en riesgo de sangrado abundante después del parto. A esto se le llama hemorragia posparto. Puede ocurrir dentro de las 24 horas posteriores al parto. Es más común cuando está expulsando la placenta.
Las contracciones que ayudan a expulsar la placenta ejercen presión sobre los vasos sanguíneos adheridos a ella. Eso hace que dejen de sangrar. Sin embargo, cuando las contracciones no son lo suficientemente fuertes, los vasos sanguíneos continúan sangrando. Eso provoca una hemorragia. Los desgarros en otros órganos o los problemas de coagulación también pueden causar hemorragia posparto.
Los signos de hemorragia posparto son:
- Sangrado incontrolado
- Caída de la presión arterial
- Aumento de la frecuencia cardíaca
- Disminución del recuento de glóbulos rojos
- A veces, hinchazón y dolor en la vagina.
La mayor parte del tiempo, todavía estará en el hospital durante el período más probable de hemorragia. Eso es especialmente cierto si ha tenido una cesárea. Sin embargo, puede suceder después de que se haya ido a casa.
El tratamiento de la hemorragia posparto tiene como objetivo detener el sangrado lo más rápido posible. Puede incluir:
- Medicamentos para coagular la sangre.
- Masaje uterino para desencadenar contracciones.
- Reparación de tejidos dañados
- Atar o sellar vasos sanguíneos
- Uso de dispositivos que aplican presión en el área sangrante.
- Abrir quirúrgicamente el abdomen para encontrar la fuente de sangre.
- Como último recurso, una histerectomía (extirpación quirúrgica del útero)
Impacto en la recuperación
Su médico debe seguir controlando sus niveles de tiroides después de que nazca su bebé. Esto es especialmente cierto si su dosis de levotiroxina aumentó durante el embarazo.
El embarazo no debería tener un efecto a largo plazo en la gravedad de su Hashimoto. La mayoría de las personas finalmente vuelven a la dosis que tenían antes del embarazo.
Informe a su médico si tiene síntomas que podrían indicar niveles altos de tiroides debido a la sobremedicación. Estos pueden incluir:
- Nerviosismo
- Irritabilidad
- Debilidad
- Problemas para tolerar el calor
- Temblor
- Latidos cardíacos rápidos e irregulares
- Cambios de humor
- Diarrea o deposiciones frecuentes
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Bocio (hinchazón en la parte delantera de la garganta, dificultad para respirar o tragar)
Amamantamiento
La enfermedad de Hashimoto no debería afectar su capacidad para amamantar. Es posible que pequeñas cantidades de levotiroxina pasen a la leche materna. Sin embargo, se cree que es seguro para su bebé.
¿Con qué frecuencia se diagnostica la enfermedad de Hashimoto durante el embarazo?
La enfermedad de Hashimoto se diagnostica durante el 2% al 3% de los embarazos. Los síntomas incluyen fatiga, calambres musculares, estreñimiento severo, problemas de memoria o concentración e intolerancia al frío. Dado que algunos de ellos también pueden ser síntomas del embarazo, puede ser difícil detectar un nuevo caso de Hashimoto.
Resumen
La enfermedad de Hashimoto puede dificultar el embarazo y provocar complicaciones graves en el embarazo, como preeclampsia, anemia, aborto espontáneo y desprendimiento de placenta. Tener buenos niveles de hormona tiroidea antes del embarazo puede reducir el riesgo de algunos problemas. Después del parto, puede correr el riesgo de sufrir una hemorragia posparto. Su médico controlará de cerca su salud y el tratamiento de Hashimoto durante y después del embarazo.
Enfrentar un embarazo con la enfermedad de Hashimoto puede ser aterrador. Los riesgos son graves y no deben ignorarse. Sin embargo, tenga en cuenta que la mayoría de las personas con Hashimoto tienen embarazos exitosos y bebés sanos. Vigile su salud, cumpla con su régimen de tratamiento e informe a su médico sobre cualquier problema o inquietud. Eso le dará la mejor oportunidad de evitar complicaciones y dar a luz a un bebé sano.