El trastorno por evitación restrictiva de la ingesta de alimentos (ARFID), anteriormente conocido como trastorno alimentario selectivo (SED), es un trastorno alimentario caracterizado por un individuo que limita severamente la cantidad y / o los tipos de alimentos consumidos.
Evitar la comida se basa en las características sensoriales y / o la preocupación por las consecuencias desagradables de comer, lo que resulta en la falta de satisfacción de las necesidades nutricionales individuales.
Por lo general, ocurre en la infancia, pero puede desarrollarse a cualquier edad. Es más severo que el típico “quisquilloso para comer” de la niñez y tiende a afectar el apetito general, la ingesta de alimentos, el crecimiento y el desarrollo del niño.
ARFID es similar al trastorno alimentario anorexia en que restringe la ingesta de alimentos. Sin embargo, ARFID se diferencia en que no implica ansiedad u obsesión por el peso corporal, la apariencia o el miedo a la gordura.
No obstante, el ARFID y la anorexia tienen síntomas físicos similares (y por lo tanto, consecuencias médicas) debido a que ambos trastornos implican la falta de satisfacción de las necesidades nutricionales.
Al ser un trastorno alimentario reconocido relativamente nuevo, todavía se desconoce mucho sobre el ARFID, especialmente en lo que respecta a los adolescentes mayores y los adultos. Se están realizando investigaciones en esta área y es de esperar que arrojen más luz sobre este importante tema para ayudar a las personas que lo padecen.
Síntomas
A continuación, se muestran los síntomas físicos y de comportamiento que suelen presentar las personas con ARFID.
Conductual
Las personas con ARFID pueden presentar los siguientes síntomas conductuales, psicológicos o físicos:
- Pérdida de peso significativa
- Vestirse en capas para ocultar la pérdida de peso o mantenerse abrigado
- Se queja de estreñimiento, dolor abdominal, intolerancia al frío, fatiga y / o exceso de energía.
- Se queja de problemas gastrointestinales vagos y constantes en torno a las comidas que no tienen una causa conocida, como malestar estomacal, sensación de saciedad, etc.
- Restricción repentina o severa en los tipos o la cantidad de alimentos ingeridos.
- Solo comerá ciertas texturas de alimentos.
- Tiene arcadas con la comida o tiene miedo de asfixiarse o vomitar
- Disminución del apetito o interés por la comida.
- Una pequeña variedad de alimentos que le gustan que disminuye con el tiempo (es decir, comedores quisquillosos que empeoran gradualmente)
- Sin ansiedad por la imagen corporal o miedo al aumento de peso
Físico
Los síntomas físicos pueden incluir:
- Calambres de estómago, otras molestias gastrointestinales inespecíficas (estreñimiento, reflujo ácido, etc.)
- Irregularidades menstruales, períodos perdidos o períodos que se detienen por completo para una persona que se encuentra en la pospubertad.
- Dificultades para concentrarse
- Hallazgos anormales de laboratorio (anemia, niveles bajos de hormonas y tiroides, niveles bajos de potasio, recuentos bajos de células sanguíneas)
- Frecuencia cardíaca más lenta
- Mareo
- Desmayo
- Sintiendo frio todo el tiempo
- Problemas para dormir
- Piel seca
- Uñas quebradizas
- Cabello fino en el cuerpo
- Adelgazamiento del cabello en la cabeza, cabello seco y quebradizo
- Debilidad muscular
- Manos y pies fríos y manchados, o pies hinchados
- Cicatrización deficiente de heridas
- Funcionamiento inmunológico deteriorado
Diagnóstico
Los individuos con trastorno por evitación restrictiva de la ingesta de alimentos evitan comer y restringen su ingesta de alimentos hasta tal punto que no satisfacen sus necesidades nutricionales. Debido a esto, pueden tener uno o más de los siguientes síntomas para el diagnóstico:
- Pérdida de peso significativa, falta de aumento de peso como se esperaba o patrones de crecimiento vacilantes
- Deficiencia nutricional significativa
- Dependencia de suplementos nutricionales orales o alimentación por sonda (enteral)
- Funcionamiento psicosocial considerablemente deteriorado
- No hay evidencia de una percepción alterada del peso o la forma corporal
Los proveedores de atención médica deben excluir otros diagnósticos, como enfermedades físicas, así como otros trastornos mentales que disminuyen el apetito y / o la ingesta, como otros trastornos alimentarios o depresión.
Si no se tratan, las deficiencias nutricionales pueden poner en peligro la vida. Además, el funcionamiento social puede disminuir notablemente, como no participar en las comidas familiares o pasar tiempo con los amigos cuando hay comida de por medio.
Factores de riesgo
Si bien todavía existen algunas incógnitas sobre ARFID, los investigadores han podido identificar algunos factores de riesgo. Las personas pueden tener más probabilidades de desarrollar ARFID si tienen un trastorno del espectro autista, trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) u otras discapacidades intelectuales.
Los niños cuya delicadeza al comer no desaparece después de períodos prolongados de tiempo, o que tienen una alimentación extremadamente exigente, tienen un mayor riesgo de desarrollar ARFID. Muchos niños con ARFID también tienen un trastorno de ansiedad concurrente y también tienen un alto riesgo de tener otros trastornos psiquiátricos.
Tratamiento
La terapia, como la terapia cognitivo-conductual, se usa comúnmente para ayudar a los pacientes a normalizar su alimentación y ayudar a disminuir la ansiedad alrededor de la comida. El tratamiento basado en la familia y la formación de los padres también pueden resultar beneficiosos.
Trabajar con un equipo multidisciplinario de profesionales de la salud, que incluye intervenciones físicas, nutricionales, psicológicas y psiquiátricas, puede ofrecer un enfoque de recuperación integral.
Albardilla
La forma en que una persona se las arregla puede ser diferente a otra. Uno de los principales objetivos para afrontar un trastorno alimentario es que recurra a estrategias de afrontamiento saludables, en lugar de a estrategias disfuncionales o destructivas. Las siguientes estrategias pueden ser útiles para hacer frente a ARFID u otros trastornos alimentarios:
- Sea consciente de los factores desencadenantes personales y elabore un plan de acción si se encuentra con uno (o más) de sus tiggers.
- Rodéate de un sistema de apoyo. Ya sea que se trate de familiares, amigos, vecinos o compañeros de trabajo, encuentre algunas personas en su vida con las que pueda contar como apoyo en su camino hacia la recuperación y más allá.
- Sea consciente y participe en actividades de cuidado personal. Identifique lo que debe hacer para mantener una buena salud física y mental, al tiempo que satisface sus necesidades sociales y psicológicas. Encuentre formas de incorporar estas actividades de cuidado personal en su estilo de vida de forma regular.
Los padres y cuidadores de personas con ARFID juegan un papel importante en la recuperación. Es importante que las personas que cuidan a las personas con ARFID también tengan habilidades de afrontamiento saludables. Los padres y cuidadores también deben estar sanos física, emocional y espiritualmente, ya que la recuperación de un ser querido puede ser igual de difícil de afrontar.
Participar en el cuidado personal, unirse a un grupo de apoyo (en persona o en línea) o participar en una terapia son solo algunas de las formas de manejar la responsabilidad de cuidar a alguien con un trastorno alimentario.
¿Necesitas ayuda?
Si usted o un ser querido está lidiando con un trastorno de la alimentación, comuníquese con la línea de ayuda de la Asociación Nacional de Trastornos de la Alimentación (NEDA) para obtener ayuda al 1-800-931-2237.
Para obtener más recursos de salud mental, consulte nuestra Base de datos de la línea de ayuda nacional.