¿Qué es la electrocirugía?
La electrocirugía es el corte y la coagulación de tejido mediante corriente eléctrica de alta frecuencia. Los médicos que utilizan esta técnica deben conocer la prevención y el tratamiento de las posibles complicaciones de los procedimientos electroquirúrgicos. Además, deben comprender el mecanismo de acción y cómo solucionar problemas del equipo. La educación sobre los principios de la electrocirugía es importante, porque las complicaciones electroquirúrgicas son relativamente comunes.
La electrocirugía es una técnica que se utiliza a menudo en la cirugía dermatológica para proporcionar una coagulación o corte superficial o profundo de la piel. La piel tiene malas propiedades conductoras del flujo eléctrico de energía. Por lo tanto, esta energía se acumula y se convierte en calor. Los criterios de valoración de la electrocirugía varían según la forma de onda y provocan desecación, coagulación o seccionamiento de la piel.
El físico William Bovie realizó una de las contribuciones más importantes a la electrocirugía. Su dispositivo ofrecía corrientes tanto de coagulación como de corte. Este dispositivo fue utilizado en la década de 1920 por un neurocirujano para cortar tejidos y controlar el sangrado durante los procedimientos quirúrgicos. El término “bovie” todavía se usa para referirse a un dispositivo de electrocirugía o incluso al acto de realizar una electrocirugía en general.
Los principales tipos de hemostasia eléctrica utilizados en la práctica dermatológica incluyen electrocauterio, electrofulguración, electrodesecación y electrocoagulación biterminal. La electrólisis y la electrosección son otros tipos de electrocirugía que pueden utilizarse en el campo de la dermatología.
Indicaciones
La situación clínica determinará qué modo de electrocirugía es apropiado utilizar. Si solo la epidermis necesita tratamiento, la electrodesecación sería una buena opción, ya que da como resultado muy poca o ninguna cicatriz. La electrodesecación causa daño tisular superficial al deshidratar la piel tratada. Es una corriente de alto voltaje marcadamente amortiguada entregada por un dispositivo monoterminal. Si el cirujano sostiene el electrodo ligeramente alejado de la piel, se forma una chispa entre la piel y el electrodo. Esto se denomina electrofulguración. Esta técnica también crea una destrucción superficial ya que la carbonización en la superficie aísla los tejidos subyacentes de la propagación del calor. Estas 2 técnicas las utilizan habitualmente los dermatólogos.
Las indicaciones comunes para la electrofulguración o electrodesecación para una ablación cutánea superficial incluyen acrocordones, queratosis actínica, angiomas pequeños, nevo epidérmico, queratosis seborreica, verruga plana o hemostasia para sangrado capilar.
La electrocoagulación o la ablación profunda de la piel se pueden utilizar para tratar angiofibromas, carcinoma de células basales, enfermedad de Bowen, carcinoma de células escamosas, matrixectomía de uña encarnada, hiperplasia sebácea, hemostasia por hemorragia arterial, tumores anexiales benignos (siringoma, tricoepitelioma) o verruga vulgar.
La electrosección que implica una incisión o escisión de la piel se puede emplear en el tratamiento del acné queloideo de la nuca, la incisión de la blefaroplastia, la reparación del rinofima, la revisión de la cicatriz, la eliminación del afeitado (lesiones cutáneas benignas), las incisiones de colgajo de piel y el socavamiento y el rejuvenecimiento. Esta técnica se utiliza para escisiones o incisiones rápidas y sin esfuerzo. La principal ventaja de la electrosección sobre la cirugía con bisturí es la rápida hemostasia que se proporciona en el momento de la incisión. Sin embargo, con esta técnica se generará una columna de humo que produce tanto peligros para la seguridad como un olor desagradable para el paciente.
Contraindicaciones
Aunque no es una contraindicación absoluta, la electrocirugía en pacientes con marcapasos cardíacos o dispositivos de desfibrilador cardíaco implantable (ICD) es un tema de mucho debate. El flujo de energía eléctrica durante la electrocirugía puede interferir con el funcionamiento de estos dispositivos. La electrocirugía puede provocar bradicardia, asistolia o reprogramación de un marcapasos. Si bien la mayoría de los dispositivos implantables modernos son resistentes a señales electromagnéticas externas, aún existe el riesgo teórico de interferencia.
Para los pacientes con estos dispositivos cardíacos, se recomienda que el cirujano use ráfagas cortas de energía de menos de 5 segundos, reduzca la configuración de energía, evite cortar el uso de corriente y evite tratar el área alrededor del dispositivo cardíaco. El riesgo también disminuye al limitar la corriente a un área muy pequeña, por ejemplo, con el uso de pinzas bipolares. En la práctica de la dermatología, no se han reportado casos de interferencia con un marcapasos o DAI.
Para eliminar virtualmente el riesgo en pacientes cardíacos de alto riesgo, el cirujano debe utilizar un verdadero electrocauterio. Este método tiene el potencial de causar más daño tisular en comparación con la electrocirugía, pero no hay flujo de corriente que cause interferencia en estos pacientes. Los imanes también se utilizan comúnmente durante la electrocirugía para reducir el riesgo con dispositivos implantables.
Equipo en electrocirugía
El equipo necesario para la electrocirugía incluye el propio dispositivo electroquirúrgico, manguitos estériles para colocar sobre el mango y puntas de electrodos desechables. Un extractor de humo es una herramienta esencial cuando se realiza una electrocirugía, ya que elimina de forma segura la columna de humo que ha demostrado ser mutagénica.
Preparación para electrocirugía
En preparación para un procedimiento electroquirúrgico, la piel circundante debe limpiarse con un agente antiséptico, como clorhexidina o povidona yodada. Se debe evitar el alcohol o dejar que se seque por completo, ya que puede encenderse con la electrocirugía. También se deben administrar anestésicos locales antes de la electrocirugía, con pocas excepciones, como el tratamiento de pequeñas telangiectasias faciales.
El operador debe asegurarse de que se coloquen manguitos estériles sobre el mango y se deben utilizar nuevas puntas de electrodo desechables. Tanto el operador como los asistentes quirúrgicos deben usar protección para los ojos, guantes y máscaras para evitar la exposición a organismos transmitidos por el humo o mutágenos potenciales. La evacuación de humos debería estar lista. Se recomiendan los extractores de humo con un filtro de aire de partículas de alta eficiencia y una velocidad de captura de aproximadamente 100 a 150 pies por minuto.
El operador debe determinar la configuración adecuada para el procedimiento en particular antes de comenzar.
Complicaciones de la electrocirugía
Las principales complicaciones a considerar al tratar a un paciente con electrocirugía son la posibilidad de sangrado tardío y cicatrización con hipopigmentación. Los pacientes pueden estar seguros de que el sangrado tardío se puede controlar con 20 minutos de presión directa constante sobre la herida.
Otras complicaciones potenciales de la electrocirugía incluyen fuego, quemaduras termoeléctricas, transmisión infecciosa desde el electrodo o inhalación de columnas de humo. El riesgo de incendio es mayor en presencia de alcohol, oxígeno o gases intestinales. El cloruro de aluminio que se usa comúnmente en la hemostasia puede contener un 90% de alcohol; por lo tanto, los médicos deben asegurarse de que el sitio de la cirugía se haya secado completamente antes de utilizar la electrocirugía. Además, se debe tener cuidado al usar dispositivos electroquirúrgicos en el área perianal debido al gas metano intestinal altamente inflamable.
Los estudios de investigación han confirmado que los subproductos del humo quirúrgico contienen gases y vapores tóxicos que incluyen benceno, cianuro, material celular y virus. Estos contaminantes se pueden controlar mediante el uso de extractores de humo.
Importancia clínica de la electrocirugía
La electrocirugía se utiliza con bastante frecuencia en procedimientos dermatológicos, para la extirpación de neoplasias benignas o malignas, o en indicaciones cosméticas como el acné keloidalis nuchae o dermatosis papulosa nigricans. La electrodesecación y el legrado también se utilizan con mucha frecuencia en las clínicas de dermatología para el tratamiento de cánceres cutáneos superficiales, como el carcinoma de células escamosas in situ o de células basales. Es importante comprender la diferencia entre estos métodos para emplear la técnica quirúrgica correcta para obtener los mejores resultados para el paciente.
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