La causa exacta del síndrome del intestino irritable (SII) no se comprende completamente. A veces se desarrolla después de un episodio severo de diarrea infecciosa o traumatismo, pero en muchos casos no hay un incidente específico. Los investigadores sugieren que las causas pueden ser una interacción entre los problemas de motilidad intestinal, la sensibilidad al dolor, la inflamación y la forma en que el cerebro y el intestino se “comunican”.
La genética, las experiencias vitales adversas anteriores y algunas afecciones de salud mental pueden predisponer a alguien al síndrome del intestino irritable. Otros factores que pueden causar o exacerbar los síntomas del SII incluyen el estrés, las hormonas del ciclo menstrual, el tabaquismo y la dieta.
Causas comunes
En general, los investigadores están investigando varias áreas en las que puede haber una diferencia entre los cuerpos de las personas que tienen IBS y los que no tienen la afección. Estos incluyen motilidad, hipersensibilidad visceral, inflamación y bacterias intestinales.
Motilidad
La motilidad se refiere al movimiento del músculo liso del tracto digestivo. Aunque la investigación no ha mostrado resultados consistentes, existe alguna evidencia de que la velocidad de este movimiento se altera tanto en el colon como en el intestino delgado de las personas con IBS.
Algunas personas que sufren de SII con predominio de diarrea (SII-D) sufren contracciones más rápidas de lo habitual, mientras que los movimientos musculares son demasiado lentos en algunas personas que padecen SII con predominio de estreñimiento (SII-C).
Hipersensibilidad visceral
La hipersensibilidad visceral es una mayor sensación de dolor en los órganos internos del cuerpo. Los estudios han demostrado que muchos pacientes con SII experimentan dolor en el recto a un nivel de umbral diferente al de las personas que no tienen el trastorno.
Se cree que esta diferencia en la percepción del dolor es el resultado de un proceso en el que los nervios del intestino se vuelven demasiado sensibles a la estimulación.
Inflamación
Por definición, el IBS no se presenta con inflamación visible. Sin embargo, aunque puede que no sea visible durante las pruebas de diagnóstico de rutina, aún puede estar involucrado.
La evidencia de la posibilidad de inflamación crónica de bajo grado a nivel celular en algunas personas que padecen IBS está comenzando a acumularse. Se cree que esta inflamación probablemente esté asociada con casos en los que el SII fue precedido por un episodio de gastroenteritis, una afección clasificada como SII posinfeccioso (IBS-PI).
Las bacterias intestinales
Aunque no es tan claro como parece, la naturaleza complicada de las bacterias intestinales se comprende mejor cuando los microorganismos se clasifican como “buenos” (como los probióticos) y “malos” (bacterias asociadas con la infección y la inflamación).
La investigación centrada en las bacterias intestinales ha comenzado a ofrecer alguna evidencia de que existe una diferencia entre la composición bacteriana de algunos pacientes con SII y aquellos que no tienen el trastorno. Se ha prestado especial atención al papel de las bacterias en el intestino delgado como contribuyentes al SII, es decir, el sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado (SIBO).
La conexión cerebro-intestino
El sistema nervioso entérico es una red de nervios que dirige los procesos de digestión y está en estrecha comunicación con el cerebro. Esta interacción se ve más claramente durante la respuesta al estrés.
Existe evidencia de que la disfunción en las interacciones entre el intestino y el cerebro puede ser la base de la alteración de la motilidad y la hipersensibilidad visceral que provocan los síntomas del SII.
Se cree que esta disfunción está relacionada con un desequilibrio en los niveles de neurotransmisores particulares, razón por la cual las personas con SII a menudo encuentran alivio de los síntomas cuando toman antidepresivos que se dirigen a neurotransmisores específicos.
Hormonas
Las mujeres son más propensas a tener IBS, lo que implica que los cambios hormonales influyen en el desarrollo de la afección. En consecuencia, muchas mujeres encuentran que sus síntomas de SII empeoran durante o alrededor de sus ciclos menstruales.
El IBS también es más común en personas que tienen ansiedad, depresión y otros problemas de salud mental. Un historial de abuso físico, sexual o emocional también aumenta la probabilidad de IBS.
Genética
La investigación inicial sugiere que también hay un componente genético del IBS, ya que tiende a ser hereditario.
Según un estudio presentado en Gastroenterología, algunas personas con IBS tienen un defecto genético específico (mutación) del gen SCN5A que causa su condición. Cuando esta mutación está presente, hace que las personas experimenten una interrupción en la función intestinal. Durante el estudio inicial, los investigadores encontraron que esta mutación genética estaba presente en el 2,2% de los pacientes con SII. Posteriormente, estos resultados se confirmaron en un estudio de asociación de todo el genoma.
Los estudios adicionales de los genes asociados con el síndrome del intestino irritable pueden ayudar a señalar las causas subyacentes de la afección.
Factores de riesgo de estilo de vida
No es ningún secreto que el estrés puede causar estragos en su cuerpo. La respuesta al estrés del cuerpo, de hecho, puede afectar el desarrollo del SII (como es evidente con la conexión cerebro-intestino).
La evidencia es más sólida para la ansiedad y la depresión como factores de riesgo para el SII, incluido el SII de enteritis posinfecciosa. Sin embargo, no está tan claro si un estilo de vida estresante conduce o no al desarrollo del SII, en lugar de desencadenar síntomas o exacerbaciones una vez que padece la afección.
El tabaquismo, el consumo de alcohol, la obesidad, la falta de ejercicio y la mala alimentación pueden aumentar los brotes de SII. Mantener un estilo de vida saludable puede ayudar a prevenir las exacerbaciones de su afección.
Cuando se trata de un diagnóstico de SII, puede ser frustrante tratar de lidiar con un problema cuando no se sabe exactamente qué lo está causando. Pero, si lee más sobre el síndrome del intestino irritable y habla con regularidad con su proveedor de atención médica, encontrará formas de lidiar con la afección y aún así llevar una vida normal y activa. Con el tiempo, descubrirá cosas que le funcionan, ya sea meditación para aliviar el estrés, seguir una dieta especial o una combinación de ambos. Una vez que llegue a ese punto, su SII será algo con lo que viva y no algo que controle su vida.