Cuando evita que sus hijos asuman riesgos, usted corre el riesgo de sí mismo, con la salud de su hijo. Los niños realmente crecen y aprenden cuando tienen el permiso y las oportunidades que necesitan para tomar riesgos: escalar alto, deambular de forma independiente, usar herramientas de adultos, bajar una colina en bicicleta lo más rápido que puedan.
Si bien es natural querer mantener a su hijo a salvo de daños, la posibilidad de lesiones puede valer la pena, a cambio de confianza emocional y física. Las investigaciones muestran que la gran mayoría de las lesiones que sufren los niños durante los juegos de riesgo al aire libre son leves y requieren poco o ningún tratamiento médico.
Asumir riesgos promueve la salud física
Los juegos y comportamientos más riesgosos implican al menos algo de actividad física, ya sea caminar a la escuela o al parque solo, trepar a un árbol o probar nuevos trucos con la patineta. No permitir o desalentar los riesgos puede reducir la cantidad de actividad física que realiza su hijo. Y la gran mayoría de los niños no reciben los 60 minutos de juego activo diario (¡mínimo!) Que necesitan.
Un estudio encontró que cuando los padres restringían el juego al aire libre e independiente de sus hijos, esos niños realizaban aproximadamente la mitad de la cantidad de actividad física que sus compañeros cuyo juego no estaba restringido.
Eche un vistazo a los tipos de comportamientos de riesgo identificados por un investigador del desarrollo infantil (que observó a los niños en los patios de recreo en tres países diferentes para hacer esta lista):
- Jugar en las alturas
- Juega a altas velocidades
- Juega con herramientas peligrosas
- Juega cerca de elementos peligrosos (como agua o fuego).
- Juego rudo (como la lucha libre)
- Vagar solo lejos de la supervisión de un adulto
Sí, la mayoría de ellos desafiarán y fortalecerán los músculos, huesos, corazones y pulmones de los niños, y eso es algo bueno. ¿La emoción de la altura o la velocidad es lo que se necesita para que su hijo se mueva (y se mueva durante períodos de tiempo más largos)? Abrázalo tanto con el juego libre, como en el patio de recreo o en bicicleta, como con los deportes organizados, como el esquí, el patinaje o las artes marciales.
Asumir riesgos mejora la salud emocional
Para ganar confianza, los niños deben probar cosas grandes y aterradoras. Necesitan ver que incluso si fallan, pueden intentarlo de nuevo. Eventualmente, dominarán una nueva habilidad. Y eso se siente realmente bien. Ese dominio es más significativo si hay más en juego, si existe un mayor riesgo de falla (o incluso de lesiones).
La mayoría de los niños no intentan abordar inmediatamente el obstáculo más grande y aterrador que pueden encontrar. En cambio, avanzan gradualmente, avanzando cada vez más alto por una estructura o árbol trepador a medida que se sienten más seguros, por ejemplo. Puede llevar días o meses. Los niños en realidad están reduciendo su propio riesgo, de manera instintiva. Están superando sus miedos, poco a poco. Esto también significa practicar la perseverancia y la resiliencia; grandes e importantes habilidades para la vida que todos queremos que nuestros hijos tengan.
Cuando los niños se mueven rápidamente y cambian mucho de posición, como cuando se balancean en lo alto de un columpio o se cuelgan boca abajo de las barras, ambos comportamientos que los padres pueden considerar riesgosos, están desarrollando su sistema vestibular. Y, sorprendentemente, ese sistema ayuda a los niños a regular sus emociones e incluso a prestar atención en la escuela.
Los espacios de juego que permiten el juego arriesgado promueven las interacciones sociales, como cuando un niño anima o ayuda a otro. Y el juego libre y arriesgado significa creatividad y resolución de problemas también. ¿Cuál es la mejor manera de levantarse y pasar por encima de una gran roca? ¿Dónde podríamos encontrar palos grandes y qué podríamos hacer o hacer con ellos?
Entonces, la próxima vez que su hijo se disponga a colgar boca abajo de la rama de un árbol o andar en bicicleta fuera de su vista: respire hondo y déjelo que lo haga. Es bueno para su salud.