La preeclampsia es un trastorno del embarazo que involucra presión arterial alta junto con otros síntomas, como proteínas en la orina. Otros nombres para la preeclampsia incluyen toxemia, hipertensión inducida por el embarazo (PIH) y gestosis. La preeclampsia es uno de los cuatro trastornos hipertensivos del embarazo y puede ser muy grave para las mujeres embarazadas y sus bebés. Si tiene presión arterial alta durante el embarazo, su médico querrá averiguar si la causa es la preeclampsia.
¿Qué causa la preeclampsia?
Los médicos no están seguros de qué causa la preeclampsia. La formación y la implantación de la placenta parecen influir, pero no siempre es así. Hay muchas mujeres con placentas que se forman normalmente que desarrollan el trastorno, y hay muchas mujeres con placentas mal formadas que pasan a tener embarazos saludables.
Aunque los médicos no saben qué causa la preeclampsia, sí saben que ciertas mujeres tienen mayor riesgo que otras. Los factores de riesgo incluyen:
- Primer embarazo
- Embarazo adolescente
- Obesidad
- Hipertensión crónica
- Diabetes
- Embarazo gemelar / múltiple
- Historia previa de preeclampsia
- Edad materna avanzada
- Embarazos de donantes de óvulos
Debido a que estos factores de riesgo son tan amplios, los médicos examinan a todas las mujeres embarazadas para detectar signos de preeclampsia midiendo la presión arterial y controlando la orina para detectar proteínas, generalmente en cada cita prenatal.
¿Cómo afecta la preeclampsia a las mujeres embarazadas?
La preeclampsia es una enfermedad que puede causar un gran daño, e incluso la muerte, tanto a las madres como a los bebés. Incluso en los casos en los que la preeclampsia parece leve, puede volverse muy grave muy rápidamente. Si tiene preeclampsia, incluso si solo tiene unos pocos síntomas leves, visitar a su médico con frecuencia es muy importante.
El primer síntoma que muchas personas notan es un aumento de la presión arterial. La presión arterial generalmente baja durante el primer trimestre, alcanza un punto bajo alrededor de las 22-24 semanas y luego aumenta gradualmente. En las mujeres con preeclampsia, la presión arterial aumenta más de lo normal durante la última mitad del embarazo.
Debido a que la preeclampsia afecta a muchos sistemas de órganos del cuerpo, el aumento de la presión arterial es solo uno de los muchos síntomas que pueden estar presentes. Otros síntomas de la preeclampsia incluyen aumento de proteínas en la orina e hinchazón generalizada.
En algunas mujeres, la preeclampsia se vuelve muy grave. Los signos de que la afección está empeorando deben notificarse a su médico de inmediato e incluyen:
- Disminución de la producción de orina.
- Problemas de visión
- Dolor abdominal
- Dolor de cabeza
- Náuseas vómitos
- Convulsiones
La preeclampsia grave no tratada puede provocar el síndrome HELLP (un síndrome multiorgánico) o eclampsia (un trastorno convulsivo). Ambas complicaciones son muy graves y pueden provocar la muerte de la madre si no se tratan con prontitud.
¿Cómo afecta la preeclampsia a los bebés?
La preeclampsia afecta a los bebés principalmente al reducir la cantidad de sangre que fluye a través de la placenta. Debido a que la placenta es la única fuente de nutrición del feto, esto puede hacer que los bebés crezcan mal, una condición llamada restricción del crecimiento intrauterino (RCIU).
Si un bebé no está creciendo bien o si la enfermedad pone en peligro la vida de la madre, los médicos pueden decidir que el parto prematuro es el método más seguro. Si hay tiempo y el bebé llegará muy temprano, los médicos pueden administrar esteroides a la madre para acelerar el desarrollo pulmonar del bebé o sulfato de magnesio para prevenir la eclampsia en la madre y ayudar a prevenir la parálisis cerebral.
Los riesgos del parto prematuro dependen de cuántas semanas de gestación tenga el bebé en el momento del parto. La preeclampsia generalmente ocurre cerca del final del embarazo, cuando el bebé ha madurado en su mayor parte y solo tendrá consecuencias leves de la prematuridad. En algunos casos, sin embargo, el bebé debe nacer mucho antes y puede tener problemas de salud más graves. Antes de las 23 a 24 semanas de gestación, el bebé es demasiado pequeño para sobrevivir fuera de la madre.
Tratamiento
Si está embarazada y tiene presión arterial alta que parece estar relacionada con la preeclampsia, su médico probablemente querrá vigilarla con mucha atención. Es posible que deba programar citas con el médico más frecuentes, y su médico puede pedirle que recolecte su orina durante 12 o 24 horas para medir su proteína total.
Si tiene signos de preeclampsia grave o que empeora, es posible que necesite observación o tratamiento en un hospital. Se le controlará para detectar signos del síndrome HELLP o eclampsia, y se controlará la salud y el crecimiento de su bebé.
Los tratamientos médicos para la preeclampsia solo pueden abordar los síntomas, no el trastorno en sí, e incluyen medicamentos para reducir la presión arterial y sulfato de magnesio para prevenir las convulsiones. Su médico puede recetarle medicamentos para la presión arterial para que los tome en casa, pero el sulfato de magnesio debe administrarse en el hospital.
Aunque la medicación puede reducir los síntomas, no curará el trastorno. La única cura para la preeclampsia es el parto del bebé. Una vez que el bebé y la placenta hayan salido, la madre se recuperará. La recuperación no es inmediata y es posible que la madre deba estar en el hospital durante varios días o incluso semanas hasta que se recupere por completo.
Prevención
Desafortunadamente, no hay forma de prevenir el 100% de los casos de preeclampsia. Los estudios han demostrado que los suplementos de calcio o la aspirina en dosis bajas pueden ayudar a algunas mujeres en circunstancias específicas, pero no lo suficiente como para recomendarlas a todas las mujeres embarazadas.
Llevar un estilo de vida saludable puede ayudarlo a reducir su riesgo de preeclampsia. Se ha demostrado que el ejercicio regular y una dieta rica en verduras y baja en alimentos procesados reducen la incidencia del trastorno en algunas mujeres. El ejercicio y una dieta saludable también pueden ayudar a controlar la obesidad, la hipertensión crónica y la diabetes, que son factores de riesgo de preeclampsia.