Es fácil entender por qué uno de los mayores temores que tienen muchos padres es que su hijo desarrolle un trastorno del espectro autista (TEA). Por un lado, la cantidad de niños diagnosticados con TEA ha aumentado constantemente.
En 2014, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades informaron que uno de cada 68 niños había sido diagnosticado con TEA; en 2000, la incidencia fue de uno en 150. Algunos expertos creen que el aumento de los casos de TEA refleja una comprensión cada vez mayor de cómo se ve el trastorno, así como cambios en los criterios para diagnosticarlo, lo que facilita el diagnóstico de los casos existentes de TEA en lugar de una epidemia en ciernes.
Pero incluso si el autismo no está “realmente” en aumento, la perspectiva de lidiar con la variedad de desafíos que enfrenta un niño con autismo es abrumadora. Si usted es un padre al que le preocupa que su hijo muestre signos de autismo, o que simplemente quiere asegurarse de saber qué buscar en el futuro, es útil familiarizarse con cuáles son los primeros signos del autismo.
En general, si un bebé está creciendo y desarrollándose normalmente, tener un solo signo o comportamiento asociado con el TEA probablemente no significa que tenga autismo. Es más importante prestar atención a cómo está progresando y si está alcanzando los hitos del desarrollo que se esperan a su edad.
Signos de autismo
Una cosa frustrante sobre el TEA es que a menudo no se diagnostica hasta que el niño tiene alrededor de 3 años. Esto significa que un bebé con autismo que podría beneficiarse de una intervención temprana no recibirá ese tratamiento vital tan pronto como podría.
Sin embargo, algunos expertos creen que muchos niños con autismo comienzan a mostrar signos tempranos de TEA mucho antes de su tercer cumpleaños. Los signos de autismo en un bebé incluyen:
- No muestra signos de sonreír a los 6 meses
- No balbucear, señalar o usar otros gestos a los 12 meses
- Falta de uso de palabras sueltas a los 16 meses
- No usar frases de dos palabras a los 24 meses
- Tener una regresión en el desarrollo, con pérdida del lenguaje o habilidades sociales.
- Arquear lejos de ser sostenido por un padre o cuidador para evitar el contacto físico
- Evitar el contacto visual con los demás.
- Pareciendo no darse cuenta cuando la gente va y viene
Tenga en cuenta que algunos signos y síntomas del autismo se superponen con los de otras afecciones. Por ejemplo, el arqueamiento de la espalda puede ser un síntoma de reflujo gastroesofágico más que de autismo, aunque un bebé con reflujo típicamente presentará otros síntomas como irritabilidad y regurgitación.
Confiar en tus instintos
Una de las cosas frustrantes que ocurren cuando los padres piensan que algo anda mal con el desarrollo de su hijo es que se les puede decir “no se preocupen” o que “simplemente deben esperar”.
Si por alguna razón cree que su bebé puede tener signos de autismo temprano, ya sea que muestre algunos de los comportamientos descritos anteriormente o simplemente tenga la sensación de que algo no está bien, hable con su pediatra para que lo evalúe.
Los expertos creen que es mejor que los padres confíen en sus instintos y evalúen a sus hijos si creen que no se están desarrollando normalmente. First Signs recomienda seguir estos cuatro pasos si está preocupado:
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Prepare una lista de verificación de los hitos del desarrollo que cree que su bebé no está alcanzando para compartir con su pediatra. Sea específico sobre lo que está viendo (o no viendo): “Mi bebé no responde cuando digo su nombre”, por ejemplo.
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Sea claro sobre sus preocupaciones. Si el médico sugiere adoptar un enfoque de esperar y ver, solicite una derivación a un pediatra del desarrollo.
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Haga tantas preguntas como sea necesario para comprender los resultados, lo que significan y cuál es la mejor manera de proceder.
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Haga un seguimiento si su bebé puede estar en riesgo de desarrollar TEA. Puede ser difícil creer o aceptar esta posibilidad, pero no permita que sus emociones le impidan obtener ayuda lo antes posible. La intervención temprana puede marcar una enorme diferencia en la respuesta de su hijo al tratamiento.